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martes, 8 de abril de 2025

El león y el ratón.

 






El León y el Ratón: Cuento Corto.

Había una vez en la espesura de una exuberante selva, un León, rey indiscutible de aquellos dominios, que, bajo el calor sofocante del mediodía, descansaba plácidamente a la sombra de un gran árbol.
Su pesada melena dorada resplandecía bajo los rayos del sol y su respiración pausada y profunda movía su pecho majestuoso arriba y abajo en un ritmo hipnótico.
Mientras tanto, un pequeño pero muy vivaz Ratón, ajeno a la imponente presencia del león, jugueteaba entre la hierba y las hojas caídas, buscando semillas y pequeños frutos para alimentarse. En su alegre deambular, sin percatarse de su peligroso error, el diminuto roedor trepó por encima del león dormido.
El contacto inadvertido del ratón hizo que el león despertara con un brusco sobresalto. Al abrir sus enormes ojos y ver al intrépido ratoncillo sobre él, capturó al invasor con una de sus grandes patas.
El Ratón, preso del pánico y temblando de miedo, suplicó al león por su vida, prometiendo servirle de ayuda en el futuro si le perdonaba la vida en ese desafortunado encuentro. El león, entretenido por la idea de que tal criatura pudiera serle de alguna utilidad, y sintiendo un súbito destello de magnanimidad, decidió liberar al ratón. Con un gesto perezoso de su pata, le otorgó la libertad.
El tiempo pasó y el león olvidó el incidente con el pequeño roedor. Sin embargo, el destino quiso que sus caminos se cruzaran de nuevo.
Un día, mientras el león deambulaba por la selva, cayó en la trampa de unos cazadores, quienes le dejaron atrapado en una red muy resistente, con la intención de llevar al león como trofeo. El león rugió y luchó con todas sus fuerzas, pero la red era demasiado fuerte y él no podía liberarse.
Fue entonces cuando el pequeño Ratón oyó los rugidos de auxilio del león. Recordando la clemencia que el león tuvo con él, el ratón se apresuró hacia el lugar de donde provenían los rugidos y, al encontrar al león atrapado, empezó inmediatamente a roer las cuerdas de la red con sus afilados dientes.
Trabajo que parecía imposible para una criatura tan pequeña, pero su determinación y gratitud eran grandes. Poco a poco, la red se fue deshaciendo hasta que, finalmente, el león pudo salir libre.
 El león, sorprendido y eternamente agradecido, comprendió entonces que ningún acto de bondad es inútil y que la verdadera fuerza no solo reside en el poder y el tamaño, sino también en la amistad y la gratitud. Desde aquel día, el león y el ratón se convirtieron en amigos inseparables, y la selva entera se hizo eco de la historia de su inesperada camaradería.

Fin

Conclusión del cuento breve



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