Niño bueno,
niño malo.
En un
apartado pueblo vivía una familia de campesinos dedicados al cultivo de
hortalizas, frutas y cría de animales domésticos. Tenían un par de hijos
gemelos a los cuales querían mucho, se llamaban Luis Alejandro y Pedro
Miguel. Los pequeños fueron creciendo, pero los padres pronto notaron
ciertas diferencias por ejemplo Luis Alejandro era muy travieso y juguetón, le
hacía maldades a los animales mientras que Pedro Miguel era todo lo contrario.
La madre de ambos doña María le preocupada aquella situación razón por la cual
se lo comentaba a menudo a su esposo don Carlos Calatrava quien continuamente reprendía
a Luis Alejandro de manera severa y ruda.
Un día
mientras visitaba la iglesia del pueblo doña María decidió conversar con el
sacerdote sobre el caso ya que alarmada por encontrar a un pequeño gato colgado
en uno de los árboles del jardín, al preguntar a su hijo Luis Alejandro este admitió
de manera muy tranquila que el pequeño gato se había comido unos de los ratones
del bosque, razón por la cual había decidido colgarlo del árbol como
escarmiento para los demás gatos.
Después de
escuchar con atención el relato, el sacerdote Rogelio Castañeda le pidió que en
la próxima reunión llevara al niño para hablar con él y aconsejarlo sobre los
aspectos del bien y del mal. Así sucedió, la siguiente semana doña
María se llevó a Luis Alejandro a la misa. Una vez terminado el oficio
religioso el sacerdote decidió sentarse junto al pequeño de nueve años para
conversar un rato:
-Hola Luis
Alejandro soy el padre Rogelio-
¿Dime como te
sientes?
-Muy bien
padre, me siento contento de visitar la casa de Dios-.
¿Y dime has
hecho algo malo recientemente de lo cual quieras hablarme?
-Bueno padre,
algo malo como hacerle daño a otra persona, no creo-
-Por cierto,
hace unos días decidí colgar a un pequeño gato de un árbol porque se comió a un
ratón del bosque-.
¿No crees que
eso es algo malo Luis Alejandro?
-No padre
todo lo contrario el gato se comió a ese pequeño ratón, que a lo
mejor andaba en busca de comida para su familia-.
-Eso no lo
sabemos Luis Alejandro-
¿no te has
preguntado que el gato también andaba en busca de comida para su familia?
-No lo creo
padre, porque yo he visto a mi madre echarle todos los días comida a esos gatos
que tenemos en nuestra casa-.
-Bueno Luis
Alejandro quiero pedirte que no vuelvas a colgar gatos en los árboles de tu
casa-
-No le
prometo nada padre, porque eso sería como pensar que usted deja entrar en esta
iglesia, solo a los buenos y excluye a los malos-.
Terminada la
conversación el sacerdote se acercó a doña María y le comento en vos baja:
-Debo decirle
que tiene usted un niño muy inteligente para su edad, con una capacidad de
análisis y reflexión asombrosa. Su corazón tiene un lado bueno y uno malo.
Démosle tiempo para que crezca y veamos su comportamiento como adolescente-.
Pasados los
años, aquellos niños crecieron y ya convertidos en adolescentes se marcharon de
aquel pueblo para estudiar en la ciudad. Pedro Miguel decidió estudiar leyes
mientras que Luis Alejandro estudiaba veterinaria. En cierta ocasión regresaron
al pueblo a pasar el receso escolar y estando de compras en el mercado, se
encontraron en una calle el joven Luis Alejandro y el padre Rogelio:
-Hola hijo,
que bueno que te encuentro-.
¿Deseaba
preguntarte como te va con tus estudios?
-Excelente
padre Rogelio y recordando nuestra vieja charla en la iglesia le diré que con
mis estudios de veterinaria he aprendido a controlar mi lado bueno y mi lado
malo-.
¿Puedes
explicarme como lo has logrado hijo?
-Bueno padre
escuche con atención, con mis estudios me he dado cuenta por ejemplo que existe
un procedimiento científico por medio del cual, se puede controlar la
reproducción en los animales y así mantener el equilibrio en la naturaleza ósea
que no hay necesidad de matar animales indiscriminadamente como yo lo hacía
cuando pequeño. Vio que si pueden convivir lo bueno y lo malo-.
-Hijo ese es
un milagro del cual quiero conversar con tu querida madre-.
Mientras Luis
Alejandro continuaba con su recorrido de compras por el mercado, el padre
Rogelio reflexionaba en silencio sobre aquella interesante conversación.
Fin.
Autor: Manuel Ibarra
Caracas/Venezuela
09-08-2024
Derechos reservados.
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