Seguidores

martes, 23 de agosto de 2022

Las habichuelas mágicas.

 





Feliz martes: 23-08-2022, apreciados lectores de este blog de literatura infantil y juvenil. Deseo invitarles a leer este hermoso cuento infantil [Las habichuelas mágicas], del gran escritor Hans Cristhian Anderson. Pueden disfrutar de su lectura en familia y compartir con amigos.



LAS HABICHUELAS MÁGICAS.


Periquín vivía con su madre, que era viuda, en una cabaña en el bosque. Como con el tiempo fue empeorando la situación familiar, entonces la madre determino mandar a Periquin a la ciudad, para que allí intentase vender la única vaca que poseían.

El niño se puso en camino, llevando atado con una cuerda al animal y se enontro con un hombre que llevaba un saquito de habichuelas.


—Son maravillosas —

explicó aquel hombre—. 

Si te gustan, te las daré a 

cambio de la vaca.


Así lo hizo Periquín, y volvió muy contento a su casa. Pero la viuda, disgustada al ver la necedad del muchacho, cogió las habichuelas y las arrojo a la calle. Después se puso a llorar.


Cuando se levantó Periquín al día siguiente, fue grande su sorpresa al ver que las habichuelas habían crecido tanto durante la noche, que las ramas se perdían de vista. Se puso Periquin a trepar por la planta y sube que sube, llego a un pais desconocido. Entro en un castillo y vio a un malvado gigante que tenia una gallina que ponía un huevo de oro cada vez que el se lo mandaba.

Esperó el niño a que el gigante se durmiera, y tomando la gallina,  escapo con ella. Llego a las ramas de las habichuelas y descolgándose, toco el suelo y entro en la cabaña. La madre se puso muy contenta y asi fueron vendiendo los huevos de oro y con su producto vivieron tranquilos mucho tiempo hasta que la gallina se murió y Periquin tuvo que trepar por la planta otra vez, dirigiéndose al castillo del gigante. 

Se escondió tras una cortina y pudo observar como el dueño del castillo iba contando monedas de oro que sacaba de un bolso de cuero. En cuanto se durmio el gigante salio Periquin y recogiendo el talego de oro, echo a correr hacia la planta gigantesca y bajo a su casa. Asi la viuda y su hijo tuvieron dinero ir viviendo mucho tiempo.


Sin embargo, llegó un día en que el bolsón de cuero del dinero quedo completamente vacío. Se cogió Periquin por tercera vez a las ramas de la planta y fue escalándolas hasta llegar a la cima. Entonces vio al ogro guardar en un cajón una cajita que cada vez que se levantaba la tapa, dejaba caer una moneda de oro.  Cuando el gigante salió de la estancia, cogio el niño la cajita prodigiosa y se la guardo.


Desde su escondite vio Periquín que el gigante se  tumbaba en un sofá y un arpa, ¡oh maravilla!. tocaba sola, sin que mano alguna pulsara sus cuerdas, una delicada música. El gigante , mientras escuchaba aquella melodía fue cayendo en el sueño poco a poco. Apenas le vio asi, Periquin cogió el arpa y echo a correr. Pero el arpa estaba encantada y al ser tomada por Periquin, empezó a gritar:


—¡Eh, señor amo, despierte usted, que me roban!.

Despertóse sobresaltado el gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la calle los gritos acusadores:

—¡Señor amo, que me roban!

Viendo lo que ocurría, el gigante salió en persecución de Periquín.


Resonaban a espaldas del niño los pasos del gigante, cuando, ya cogido a las ramas empezaba 

a bajar.  Se daba mucha prisa, pero, al mirar hacia la altura, vio que también el gigante descendía hacia él.  No había tiempo que perder, y así que gritó Periquín a su madre, que estaba en casa preparando la comida:


— ¡Madre, traigame el hacha en seguida, que me persigue el gigante!

Acudió la madre con el hacha, y Periquín, de un certero golpe, cortó el tronco de la trágica habichuela.


Al caer, el gigante se estrelló, pagando así sus fechorías, y Periquín y su madre vivieron felices 

con el producto de la cajita que, al abrirse, dejaba  caer una moneda de oro.


Material autorizado sólo para consulta con fines educativos, culturales y no lucrativos, con la obligación de citar 

invariablemente como fuente de la información la expresión “Edición digital. Derechos Reservados. Biblioteca Digital 

© Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa ILCE”.

Fin.






No hay comentarios:

Publicar un comentario